DÍA 14 TAL COMO EPAFRODITO

Filipenses 2:25-30 NVI
25 Ahora bien, creo que es necesario enviarles de vuelta a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha, a quien ustedes han enviado para atenderme en mis necesidades. 26 Él los extraña mucho a todos y está afligido porque ustedes se enteraron de que estaba enfermo. 27 En efecto, estuvo enfermo y al borde de la muerte; pero Dios se compadeció de él, y no solo de él, sino también de mí, para no añadir tristeza a mi tristeza. 28 Así que lo envío urgentemente para que, al verlo de nuevo, ustedes se alegren y yo esté menos preocupado. 29 Recíbanlo en el Señor con toda alegría y honren a los que son como él, 30 porque estuvo a punto de morir por la obra de Cristo, arriesgando la vida para suplir el servicio que ustedes no podían prestarme.
En este capítulo 2 Pablo comenzó diciendo: llénenme de alegría sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. No hagan las cosas por rivalidad o por orgullo sino con humildad considerando como mejores a los demás ( Filipenses 2:2-4) Luego nos da cuatro ejemplos de este sentir: en los versículos 5 al 11, Pablo nos muestra el ejemplo mayor en la humillación voluntaria y entrega total del Señor Jesucristo. Luego vemos en los versículos 17 al 18 el sentir del propio apóstol; y en los versículos 19 a 24, se nos domingo describe el sentir de Timoteo: "Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío y que esté sinceramente interesado en vuestro bienestar" (Fil. 2:20).
Quizás nos digamos: "Nunca voy a poder llegar a ser como...":
...Jesucristo -el incomparable Hijo de Dios, el Cordero de Dios sin pecado.
...Pablo -el apóstol de Jesucristo superdotado con un excepcional llamado.
...Timoteo -el consagrado y privilegiado discípulo de Pablo.
Para hacer desaparecer nuestro desánimo y callar nuestras excusas, Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, nos da un cuarto ejemplo con el cual sí podemos identificarnos y el cual deberíamos (y podemos) imitar.
Los versículos 25 al 30 nos muestran el sentir de un hombre sencillo y hasta el momento desconocido, lleno de amor, desinterés y entrega: "Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades" (Fil. 2:25).
De Epafrodito no sabemos nada, salvo la información que nos da la carta a los Filipenses. Muchos intérpretes suponen que el envío de Epafrodito fue una de las razones principales por la cual Pablo escribió la carta a los filipenses y que, además, Epafrodito la llevó personalmente.
Literalmente, Epafrodito significa "dedicado a Afrodita". Afrodita era la diosa de la belleza y del amor, entre los romanos también conocida como Venus. Más tarde, el nombre también recibió el significado de "encantador", "hermoso" o "atractivo". Como veremos más adelante, estas características encajan muy bien con el carácter de Epafrodito.
Epafrodito se crió en el entorno pagano de Filipos. Solamente un padre no cristiano le daría a su hijo el nombre Epafrodito. Por lo tanto, él tuvo, al menos durante su infancia, padres que no creían en Dios. No había nada de lo cual pudiese estar orgulloso o a lo cual pudiese hacer referencia, que le hubiera dado alguna fama. ¿Es una descripción también de nuestra situación?
Pero ¿qué hace entonces de este Epafrodito alguien tan digno de mencionar? Pablo lo describe con cinco expresiones, haciendo una descripción cálida y cariñosa, un poderoso testimonio.
1.- El apóstol caracteriza a Epafrodito como "mi hermano". Con esto, Pablo expresa su afecto y profundo apego. Vivían la misma fe en el mismo Señor y Salvador. A pesar de todas las diferencias, Jesucristo los hacía uno.
2.- La segunda descripción expresa reconocimiento por la actitud servicial y el trabajo de Epafrodito. Pablo lo llama "colaborador". El apóstol podía trabajar excepcionalmente bien con él en la predicación y propagación del Evangelio. Servían juntos por la misma causa y hacia la misma meta.
3.- Pablo habla de Epafrodito incluso como su "compañero de milicia". Esto expresa identificación y unanimidad en la defensa y lucha por la misma verdad. Eran compañeros en la misma guerra.
¡Qué gran testimonio: hermano, colaborador, compañero de milicia...! Epafrodito no se conformaba con cumplir o hacer lo mínimo sino que, con generosidad y dedicación, servía al Señor en beneficio del más grande y más eficaz misionero de todos los tiempos. ¿Y nosotras también somos hermanas , colaboradoras y compañeras de milicia, con este sentir servicial en el diario vivir y en el ministerio, en la familia y en la comunidad?
4.- Pablo describe a Epafrodito como "vuestro mensajero". En griego, aquí se usa la palabra apostolos, lo que significa "enviado". Él no era apóstol de Jesucristo como Pablo, que había sido elegido y llamado de una manera extraordinaria, sino simplemente un enviado de la iglesia de Filipos. Él lo había elegido para que llevara una ofrenda de amor al apóstol, que estaba encarcelado en Roma en prisión preventiva.
En Filipenses 4:18, Pablo confirma con gran gozo la recepción de esta ofrenda: "Todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios".
Para llegar de Filipos a Roma, Epafrodito primero tenía que cruzar Macedonia por la conexión este-oeste, la llamada Vía Egnatia. Luego llegaba al mar Adriático en la actual Albania, cruzaba el mar cerca de Durrës o de Apollonia, y probablemente llegaba a la costa italiana en la región de la actual ciudad de Brindisi. A continuación, su camino lo llevaba a través de la famosa Vía Appia hasta el destino. En total, unos 1,100 kilómetros de enorme esfuerzo, y con una gran cantidad de dinero para Pablo en su equipaje. Esto hace ver que Epafrodito era ¡valiente y perseverante!
Como la iglesia de Filipos no podía llegar hasta Pablo, ellos mandaron a Epafrodito. Imaginémonos: si nadie se hubiera declarado dispuesto a llevar la ofrenda, la buena obra de los filipenses habría quedado inconclusa...
5.- Pablo caracteriza a Epafrodito como "vuestro... ministrador de mis necesidades". Epafrodito no se sentía tan importante como para no hacer los trabajos más sencillos, insignificantes, duros y monótonos en su servicio a Pablo. Dios lo vio y honró a este hombre con un buen testimonio gracias al cual, desde hace ya 2000 años, cada lector de la Biblia conoce a Epafrodito. ¿No es conmovedor?
La palabra griega leitourgos, traducida como "ministrador", se utilizaba en aquel entonces para los grandes bienhechores de la sociedad, quienes se comprometían con buenas obras y las financiaban con sus propios medios.
¡Qué hermano, colaborador, compañero de milicia, mensajero y ministrador habían elegido los filipenses para apoyar al apóstol Pablo en sus horas más oscuras! Habían designado al más afectuoso, dedicado y valiente. Pero esto no es todo, pues a continuación, Pablo describe la compasión de Epafrodito. La razón por la cual Pablo consideraba "necesario enviar" a Epafrodito, era la gran compasión de este siervo por los filipenses: "Él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado", leemos en Filipenses 2:26.
Quizás estaba muy preocupado pensando que su amada iglesia y sus familiares creían que había muerto. En las grandes rutas comerciales romanas, había un denso tráfico, y los rumores volaban de un lugar para el otro.
La palabra griega traducida aquí como "se angustió", la encontramos solamente en los Evangelios de Mateo y de Marcos, y en ambos casos, se utiliza exclusivamente para describir la dramática lucha de Jesús en el huerto de Getsemaní, antes de Su detención: "(Jesús) comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera" (Mt. 26:37; comp. también Mr. 14:33). Epafrodito ya casi no soportaba la angustia de pensar que los filipenses se estarían preocupando por él. ¡Qué bueno sería si todos llegáramos a ser hermanos con el sentir de Epafrodito! Movidas por la compasión y el interés por las otras personas.
La manera en la que Pablo prepara el regreso de Epafrodito es un ejemplo de comunicación clara, prudente y también llena de amor: "Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza" (Fil. 2:27).
No se sabe de qué enfermo Epafrodito, lo que sí se sabe es que su vida estuvo en peligro de muerte no sólo por la enfermedad sino por arriesgarse a visitar a Pablo estando preso.
Pablo termina diciendo: recíbanlo con alegría y honren a los que son como èl.
Como hermanas en Cristo debemos valorarnos unas a otras y esforzarnos por imitar los buenos ejemplos y en Epafrodito tenemos uno.