DÍA 15 LOS VERDADEROS ADORADORES

20.04.2020

Filipenses 3:1-3 TLA

Además, hermanos, alégrense de estar unidos al Señor. A mí no me molesta repetirles lo que ya les había escrito, y a ustedes les hace bien que lo repita.

2 ¡Cuídense de esa gente despreciable[a] y malvada, que los quiere circuncidar! 3-4 Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. Nosotros no creemos que podamos hacer nada para salvarnos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera

Nuevamente Pablo retoma el tema de la alegría y es que para un cristiano, la alegría debe ser inagotable, indestructible, no importa bajo que circunstancia esté viviendo, su alegría debe ser algo que lo caracteriza porque viene de su unión con Cristo, puede pasar lo que sea en su vida pero mantiene muy en claro lo que dice en:

Romanos 8:35 TLA

35 ¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre ni el frío, ni los peligros ni la muerte. 

  El verdadero cristiano tiene puesta su mirada en Cristo y confía plenamente que nada por más difícil que sea lo puede separar de Su Señor y mantiene su mirada y está confiado en que Dios le dará la victoria final, es decir la vida eterna en unión con Jesucristo. Eso es motivo suficiente para permanecer alegre.

Luego Pablo les advierte ¡cuídense! de esa gente despreciable y malvada refiriéndose a los judíos que proclamaban que para tener una relación con Dios debían circuncidarse y cumplir la ley, ellos negaban la gracia de Dios y creían que uno debía ganarse el perdón. Eran duros al juzgar a otros, ponían cargas que ellos mismos no soportaban. Y eran despectivos con quienes no eran como ellos.

Aquí Pablo haciendo uso del sarcasmo los llama despreciables, en otras versiones los llama perros (en ese tiempo los perros no eran como hoy en día, animales apreciados de compañía para el hombre) eran perros salvajes que andaba en jauría, buscando comida entre la basura y atacando a quienes se acercaban a ellos, eran destructivos no eran domesticables. Pablo los compara con perros debido al ataque continuo que recibía de ellos y a que querían destruir la obra redentora de Dios.

  También hace una comparación en un juego de palabras entre circuncisión ( peritémnein) y mutilación (katetémein) son dos verbos que en griego son muy parecidos y hace la comparación refieriéndose a que los judíos sólo eran mutilados no circuncidados, que los verdaderos circuncidados son los verdaderos creyentes. ¿A qué se refiere esto?

El el Antiguo Testamento Dios pidió que los hombres del pueblo de Israel se circuncidaran como una señal del pacto que Él hizo con ellos de establecer una relación, sólo que esa relación se basaba en el cumplimiento de una ley.

Pablo dice aquí que los verdaderos circuncidados somos nosotros debido a tres razones:

1.- Los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios. Es decir que los verdaderos adoradores deben de caracterizarse por una mente, corazón y carácter espiritual no sólo por una marca en el cuerpo. Es decir, la verdadera circuncisión es la devoción fiel y sincera a Dios en mente, corazón y vida. Al congregarnos en la iglesia no lo hacemos por un ritual, no se trata de cumplir conciertas reglas. El ritual verdadero para un cristiano radica en el amor a Dios y el servicio a los demás.

2.- Estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. Para un verdadero cristiano el único motivo de orgullo debe ser la gracia de Dios en su vida, lo que Jesús hizo por él en la Cruz salvándolo, no sus propios logros ni lo que él pueda ofrecer, no el tiempo que lleva congregándose en la iglesia o los títulos, estudios o logros alcanzados, sino sólo su unión con Jesucristo que fue un regalo inmerecido.

3.- No creemos que podemos hacer nada para salvarnos. El verdadero cristiano pone su entera confianza en la misericordia de Dios y el amor de Jesucristo no en lo que él pueda hacer.

El judío en esencia confiaba en sí mismo pero el cristiano verdadero confía en Dios.

Y al vivir plenamente confiadas en Dios vivimos alegres disfrutando de la presencia en nuestras vidas de aquél que nos salvó.

Así que este tiempo de guardarnos en casa para las que pueden debe representar un motivo de alegría al poder pasar más tiempo de oración, meditación y lectura en la presencia de Aquél que nos salvó.


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