DÍA 25 A TODO PUEDO HACERLE FRENTE

Filipenses 4:10-14 TLA
10 Me alegra mucho que, como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba seguro de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de ayudarme. 11 No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. 12 Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. 13 Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones. 14 Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades.
Pablo se refiere a la ayuda económica que Epafrodito le había llevado (Filipenses 2:25) y se alegra de que sus amigos filipenses tuvieran la oportunidad de ayudarlo.
Aunque Pablo tenía necesidad de ser ayudado lo que más le alegra es ver desarrollada la generosidad en ellos y eso era bueno en su crecimiento espiritual.
Pablo había aprendido a estar satisfecho con lo que tenía fuera mucho o poco. Estaba contento a pesar de sus circunstancias porque su gozo venia de su relación con Dios. ¡Qué gran ejemplo tenemos en él! Y ¡qué gran ejemplo tenemos en nuestro Señor Jesucristo!
El pasar por situaciones difíciles nos hace agradecidos, en medio de las tribulaciones aprendemos a valorar más lo que tenemos, lo que en condiciones buenas muchas veces pasa desapercibido.
Tanto la abundancia como la escasez prueban nuestros corazones, la expectativa para los que tienen más según la Biblia es que sean generosos y ayuden a los necesitados pero en muchos casos la realidad es que se puede luchar con caer en la avaricia y volvernos egoístas.
En la escasez podemos generar falta de fe y desesperanza, envidia o amargura, incluso podemos llegar reclamar a Dios.
Lo único que puede darnos la actitud correcta cualquiera que sea el caso es el temor a Dios, el mantener nuestra mirada puesta en Cristo y en sus promesas que una y otra vez nos dicen que no temamos pues Él cuidará de nosotros.
Una cualidad extraordinaria como creyentes es el ser adaptables, el mundo lo llama residencia. Dios lo llama confianza, humildad, mansedumbre, paciencia, firmeza, fortaleza para soportar el sufrimiento y todo ello nos lo da el permanecer unidas precisamente a Él. (Juan 15:5)
Cuando estamos unidas a Él podemos hacer frente a cualquier situación.
Este es un tiempo en el que debemos mantener una actitud humilde para aprender y adaptarnos a los cambios que vengan, para brindar nuestra ayuda a quienes lo necesiten y para hacer frente a cualquier situación por difícil que sea tomadas de la mano de Dios.
Meditemos en las siguientes escrituras y llenémonos de fortaleza y gratitud.
Hebreos 13:5-6 TLA
5 No vivan preocupados por tener más dinero. Estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho en la Biblia:
«Nunca te dejaré desamparado.»
6 Por eso, podemos repetir con toda confianza lo que dice la Biblia:
«No tengo miedo.
Nadie puede hacerme daño
porque Dios me ayuda.»
Proverbios 30:7-9 TLA
»Dios mío,
antes de mi muerte
concédeme sólo dos cosas;
¡no me las niegues!
8 Manténme alejado de la mentira,
y no me hagas pobre ni rico;
¡aléjame de toda falsedad
y dame sólo el pan de cada día!
9 Porque si llego a ser rico
tal vez me olvide de ti
y hasta me atreva a decir
que no te conozco.
Y si vivo en la pobreza,
puedo llegar a robar
y así ponerte en vergüenza.