LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES

"LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES"
Si le preguntáramos a una persona qué es la verdad, respecto a Dios, definitivamente nos va a abrumar con respuestas sólidas, medulosas, analíticas, sumamente lógicas y hasta coherentes.
Mira lo que dice la Biblia:
JUAN 8:31-32 TLA
Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él:
-Si ustedes obedecen mis enseñanzas, serán verdaderamente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Está claro que el conocimiento de la verdad nos hace verdaderamente libres.
Porque desde este texto salta a la vista que, lo que nos hace libres no es la verdad en sí misma, por ser la verdad, sino el conocimiento de esa verdad.
Una realidad es que hay muchísima gente que vive donde está la verdad, que recibe gran información legítima sobre la verdad y que está en permanente contacto con la verdad, pero que nunca ha llegado a conocerla ni a incorporarla a su vida; por lo tanto, no son libres.
Pilato, cuando estaba juzgando a Jesús, percibió, porque se esmeraba en ser justo, que la verdad que él también buscaba y ansiaba, no estaba muy lejos. Con el pobre y reducido entendimiento de su naturaleza carnal, entonces, lo confundió con un reinado humano. Por eso es que le preguntó a Jesús si era un rey. Si descubría que lo era, tenía el ingrediente justo para encontrarlo en un delito, juzgarlo y sentenciarlo.
Pero ¿qué le dijo Jesús?
JUAN 18: 37-38 NVI
―¡Así que eres rey! -le dijo Pilato.
―Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.
―¿Y qué es la verdad? -preguntó Pilato.
Dicho esto, salió otra vez a ver a los judíos.
―Yo no encuentro que este sea culpable de nada -declaró-.
Sin duda, Pilato se enredó en su propia verborragia. Fracasó en su interrogatorio; y no porque fuera un novato, Pilato tenía sobrada experiencia en interrogar presos.
Mira el impacto que las palabras de Jesús causaron en su corazón lo confundieron tanto que decidió que no había en Jesús delito alguno.
Estaba totalmente acertado, aunque no lo sabía. Para saberlo, debería haber conocido la verdad, no sólo enfrentarla.
Por eso preguntó qué era la verdad. Él sabía que estaba allí, pero al no conocerla, no la pudo ver. Es por eso que Jesús dijo:
JUAN 14:6 TLA
Jesús le respondió:
-Yo soy el camino, la verdad y la vida. Sin mí, nadie puede llegar a Dios el Padre.
Aquí está la verdad que buscábamos.
Este camino nos lleva a conocer íntimamente a la persona de Jesucristo. Y ese es el conocimiento que nos permite el acceso a la Verdad, porque Él es la Verdad.
Recuerda que más allá de nuestros modos, de
nuestros gestos, de nuestras palabras, de nuestra doctrina. ¡Él es la Verdad
encarnada!
Y cuando nuestra intimidad con Él es real, sincera y profunda, es muy difícil que caigamos en ritualismos huecos, filosofías complicadas o discursos convincentes. Se pone en marcha el mecanismo del poder del Espíritu Santo que siempre nos estará guiando a toda verdad.
El transitar por ese intrincado camino, el
conocer íntimamente al Señor que mora en nuestro interior y el haber accedido a
su verdad, que es la única que vale para Dios, nos hace aterrizar en la tercera
fase: La Vida.
Pero mientras llega ese momento del cumplimiento final del plan de salvación, tenemos otra vida a la que podemos acceder. Esa es aquí y ahora. Ya no vivimos más nosotros, mas Cristo vive en nosotros.
Y es una vida totalmente diferente a la que
hayamos estado viviendo hasta hoy.
Diferente a la que pueda estar viviendo cualquier persona sin Cristo por más rica, famosa y prestigiosa que sea. Es la vida de Cristo en ti, en mí. Una vida de paz verdadera, no como el mundo la da; Es una vida de convicción, de seguridad ante el futuro, de confianza, de gozo, de victoria, sin angustias, miedos ni depresiones.
¡Es una vida de libertad en Cristo Jesús! Es el cumplimiento real y práctico de: Conocerás la Verdad y la verdad los hará libres.
Quiero que entendamos, en este punto, que la búsqueda de la verdad no obedece a un mero interés y curiosidad humano por algo que lo intriga.
La búsqueda de la verdad procede desde lo más recóndito de nuestro ser, del sitio que somos imagen y semejanza de Dios, del espíritu. Buscar la verdad es el inicio; Encontrarla es el resultado.
Y Ponerla por obra después de haberla creído es el razonamiento y el propósito de Dios para cada vida.
De nada sirve si, habiendo encontrado la verdad, luego decidimos no vivirla es decir, practicarla.
Hermanos decidamos cada día practicar esa verdad y no solo tener el conocimiento de que es la verdad.
Para poder ser verdaderamente libres.