MI RELACIÓN CON DIOS

¿Recuerdas cuando eras niño con quién y de qué te gustaba hablar más?
¿Cómo te sentías al hablar de tu tema favorito?
Hoy vamos a hacer un ejercicio. Vamos a pedirle a 4 personas que pasen al frente y en parejas van a hablar de su tema preferido y van a tratar de convencer a la otra persona con argumentos de que lo que a ellos les gusta es lo mejor, por ejemplo; si a la persona que habla le gusta el fútbol va a tratar de convencer a la otra de que vea el fútbol o lo practique o le vaya a su equipo y viceversa; el otro tratará de convencerlo de que de lo que él hable así sea de comida o de música o de lo que escoja hablar es lo mejor. Ambos hablarán al mismo tiempo y ganará el último que deje de hablar. Luego, se enfrentarán los ganadores de cada pareja y tendremos un solo ganador. (Lleva un pequeño detalle, un dulce o una pluma para premiar al ganador).
Al terminar la dinámica preguntar a los asistentes:
¿Qué observaron? ¿Cómo era la actitud de los participantes al querer convencer? ¿Al hablar de su tema preferido?
¿Cómo te sientes cuando hablas con un amigo(a) de lo que más te gusta?
Hoy el tema de la charla es acerca de nuestra relación con Dios. ¿Cómo hablamos con Él?
¿Cuando oras hablas con Dios como si hablaras con un amigo?
¿Le expresas lo que más deseas? ¿Lo alabas?
¿Si estuvieras frente a frente con Dios qué te diría Él sobre la manera en que le oras?
¿Es aburrida, no me convences? ¿O se sorprendería de tu fe y tu entusiasmo al hablarle de lo que quieres? ¿Te vería apasionado hablando de tus sueños? ¿O te sentiría repetitivo y no llamarías su atención?
Hoy veremos el ejemplo de 2 hombres que intentaron convencer a Dios de cambiar su decisión.
ABRAHAM. Génesis 18:20-33 DHH
20 Así que el Señor le dijo:
-La gente de Sodoma y Gomorra tiene tan mala fama, y su pecado es tan grave, 21 que ahora voy allá, para ver si en verdad su maldad es tan grande como se me ha dicho. Así lo sabré.
22 Dos de los visitantes se fueron de allí a Sodoma, pero Abraham se quedó todavía ante el Señor. 23 Se acercó un poco más a él, y le preguntó:
-¿Vas a destruir a los inocentes junto con los culpables? 24 Tal vez haya cincuenta personas inocentes en la ciudad. A pesar de eso, ¿destruirás la ciudad y no la perdonarás por esos cincuenta? 25 ¡No es posible que hagas eso de matar al inocente junto con el culpable, como si los dos hubieran cometido los mismos pecados! ¡No hagas eso! Tú, que eres el Juez supremo de todo el mundo, ¿no harás justicia?
26 Entonces el Señor le contestó:
-Si encuentro cincuenta inocentes en la ciudad de Sodoma, por ellos perdonaré a todos los que viven allí.
27 Pero Abraham volvió a decirle:
-Perdona que sea yo tan atrevido al hablarte así, pues tú eres Dios y yo no soy más que un simple hombre; 28 pero tal vez falten cinco inocentes para completar los cincuenta. ¿Sólo por faltar esos cinco vas a destruir toda la ciudad?
Y el Señor contestó:
-Si encuentro cuarenta y cinco inocentes, no la destruiré.
29 -Tal vez haya sólo cuarenta inocentes... -insistió Abraham.
-Por esos cuarenta, no destruiré la ciudad -dijo el Señor.
30 Pero Abraham volvió a suplicar:
-Te ruego que no te enojes conmigo por insistir tanto en lo mismo, pero tal vez encuentres solamente treinta...
Y el Señor volvió a decirle:
-Hasta por esos treinta, perdonaré a la ciudad.
31 Abraham siguió insistiendo:
-Mi Señor, he sido muy atrevido al hablarte así, pero, ¿qué pasará si encuentras solamente veinte inocentes?
Y el Señor respondió:
-Por esos veinte, no destruiré la ciudad.
32 Todavía insistió Abraham:
-Por favor, mi Señor, no te enojes conmigo, pero voy a hablar tan sólo esta vez y no volveré a molestarte: ¿qué harás, en caso de encontrar únicamente diez?
Y el Señor le dijo:
-Hasta por esos diez, no destruiré la ciudad.
33 Cuando el Señor terminó de hablar con Abraham, se fue de allí; y Abraham regresó a su tienda de campaña.
MOISÉS Números 14:1-20 DHH
Entonces los israelitas comenzaron a gritar, y aquella noche se la pasaron llorando. 2 Todos ellos se pusieron a hablar mal de Moisés y de Aarón. Decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto, o aquí en el desierto! 3 ¿Para qué nos trajo el Señor a este país? ¿Para morir en la guerra, y que nuestras mujeres y nuestros hijos caigan en poder del enemigo? ¡Más nos valdría regresar a Egipto!» 4 Y empezaron a decirse unos a otros: «¡Pongamos a uno de jefe y volvamos a Egipto!»
5 Moisés y Aarón se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente delante de todo el pueblo, 6 y Josué y Caleb, que habían estado explorando el país, se rasgaron la ropa en señal de dolor 7 y dijeron a todos los israelitas:
-¡La tierra que fuimos a explorar es excelente! 8 Si el Señor nos favorece, nos ayudará a entrar a esa tierra y nos la dará. Es un país donde la leche y la miel corren como el agua. 9 Pero no se rebelen contra el Señor, ni le tengan miedo a la gente de ese país, porque ellos van a ser pan comido para nosotros; a ellos no hay quien los proteja, mientras que nosotros tenemos de nuestra parte al Señor. ¡No tengan miedo!
10 A pesar de esto, la gente quería apedrearlos. Entonces la gloria del Señor se apareció en la tienda del encuentro, a la vista de todos los israelitas, 11 y el Señor dijo a Moisés:
-¿Hasta cuándo va a seguir menospreciándome este pueblo? ¿Hasta cuándo van a seguir dudando de mí, a pesar de los milagros que he hecho entre ellos? 12 Les voy a enviar una epidemia mortal que les impida tomar posesión de esa tierra; pero de ti haré un pueblo más grande y más fuerte que ellos.
13 Pero Moisés respondió al Señor:
-Tú, con tu poder, sacaste de Egipto a este pueblo. Cuando los egipcios sepan lo que vas a hacer, 14 se lo contarán a los habitantes del país de Canaán. Ellos también han oído decir que tú, Señor, estás en medio de este pueblo, que te dejas ver cara a cara y tu nube está sobre ellos, y que de día vas delante de ellos en una columna de nube y de noche en una columna de fuego. 15 Si matas a este pueblo de un solo golpe, las naciones que saben de tu fama van a decir: 16 "El Señor no pudo hacer que este pueblo entrara en la tierra que había jurado darles, y por eso los mató en el desierto." 17 Por eso, Señor, muestra ahora tu gran poder, tal como lo has prometido. Tú has dicho 18 que no te enojas fácilmente, que es muy grande tu amor y que perdonas la maldad y la rebeldía, aunque no dejas sin castigo al culpable, sino que castigas la maldad de los padres en los hijos, los nietos, los bisnietos y los tataranietos.19 Puesto que tu amor es tan grande, perdónale a este pueblo su maldad, ya que has tenido paciencia con ellos desde Egipto hasta este lugar.
20 El Señor respondió:
-Bien, yo los perdono, tal como me lo pides.
A veces olvidamos que la oración es el medio para establecer una relación con Dios y no lo hacemos o nos volvemos rutinarios al orar, dejamos de pedir las cosas con fe, pasión y entusiasmo, no vemos a Dios como un amigo o a un Padre dispuesto a escucharnos y bendecirnos. Aprendamos cómo estos 2 hombres de fe hablaban con Él, con confianza, insistentes, con conocimiento de los atributos de Dios y con seguridad.
Si ya sabes orar te animo a que perseveres en tu oración.
Si aun no has aprendido podemos enseñarte cómo hacerlo.
Si tus oraciones se han vuelto monótonas y rutinarias esfuérzate por cambiar y hacer de tu relación con Dios ¡una increíble experiencia!