SALMO 119:2

SALMO 119:2
"Bienaventurados los que guardan sus testimonios Y con todo el corazón le buscan" RVR 1960
2 Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. NTV.
Recalcando lo que dijo en el verso anterior, el salmista indica que la verdadera felicidad se encuentra al guardar los "testimonios" de Dios (v.2).
Pero, ¿qué son estos "testimonios"?
La
palabra viene de Éxodo 31:18, donde el término se aplica a los Diez
Mandamientos, escritas en tablas de piedra.
Posteriormente, toda la revelación divina vino a ser conocida como, "los
testimonios" de Dios (Deuteronomio 4:45).
Al escribir Sus mandamientos en tablas de piedra, y entregarlas públicamente a Moisés, en el Monte Sinaí, Dios estaba dando 'testimonio' de que los Diez Mandamientos constituían Su voluntad para el pueblo de Dios; la manera en que Él quería que ellos se comportaran.
Vivir conforme a los "testimonios" de Dios, entonces, era vivir bajo Su bendición también (Deuteronomio 28:1-14).
Este fue y es el camino a la verdadera felicidad.
Para profundizar este tema, notemos, en primer lugar, que se trata de "sus testimonios"; es decir, son los testimonios de Dios que provienen de Él.
Muchas
personas hablan de la Biblia como si fuese un libro escrito simplemente por
hombres, y usan este argumento para cuestionar la necesidad de obedecer la
Biblia. Aunque es cierto que Dios usó a
seres humanos para redactar los textos sagrados, el verdadero Autor de la
Biblia es Dios.
Fue Él quien inspiró y guió a los autores humanos, para que todo lo que escribieran sea exactamente lo que Dios quería que se dijera. Es por eso que debemos obedecer "La Palabra de Dios".
En segundo lugar, notemos el verbo que el salmista usa, 'guardar'. Este verbo implica dos cosas:
1. Debemos valorar la Palabra de Dios - guardarla como si fuese un tesoro.
2. Debemos ponerla en práctica en nuestras vidas.
Estas dos cosas requieren conocer bien la Biblia, ¿Cómo valorarla, si no la conocemos? Y ¿cómo obedecerla si no la conocemos?
Por
eso, para 'guardar' los testimonios de Dios tenemos que dedicar mucho tiempo a
leer y a estudiar la Biblia.
Esto nos lleva otra vez al Salmo 1:2
"...en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche" RVR 1960
También debemos escuchar lo que dice David, acerca de los "testimonios" de Dios:
Son más deseables que el oro, incluso que el oro más puro. Son más dulces que la miel, incluso que la miel que gotea del panal. NTV (Salmo 19:10)
UNA PREGUNTA:
¿Cuál es nuestra actitud hacia la Palabra de Dios? ¿La valoramos? ¿La obedecemos?
Sin embargo, hay que añadir que la obediencia a la Palabra de Dios es el resultado de buscar a Dios mismo; de gozar una comunión íntima con Él. Por eso, el salmista añade, "Y con todo el corazón le buscan" (v.2b); es decir, buscan a Dios, el Dios de Israel. Él es la fuente de la felicidad (ver Sal 16:11; 73:23-25).
Déjeme decirte que en los salmos hallamos muchas expresiones de anhelo por estar en la presencia de Dios (Sal 27:4; 42:1-2; 63:1-2; etc.).
Es por eso que los autores sabían, por experiencia propia, que la felicidad terrenal se hallaba al buscar a Dios, y andar con Él.
Es aquí que confrontamos el asunto de la idolatría. El problema con toda forma de idolatría es que no solo deshonra a Dios, sino que nos deja vacíos y tristes. Como dijera Jeremías,
Jeremías 2:13 DHH
13 »Mi pueblo ha cometido un doble pecado: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se hicieron sus propias cisternas, pozos rotos que no conservan el agua.
Cuantas personas (incluyendo creyentes), luego de años siguiendo algún 'ídolo' de este mundo, reflexionan sobre su vida, y se dan cuenta que nada bueno les ha traído, solo tristeza y un gran vacío en el alma.
Como 'hijos pródigos', tenemos que volver a Dios, y buscarle de todo corazón. Este es el camino a la felicidad.
Pero, ¿qué significa 'buscar a Dios'?
El verbo en hebreo ('darash') significa 'caminar' o 'frecuentar'; de ahí se deriva la idea de 'seguir', 'ir tras', 'buscar'.
Por ende, 'buscar a Dios' significa 'ir tras Él'; 'frecuentar' ese lugar secreto, donde nos acercamos a Dios, y tenemos comunión íntima con Él (Mateo 6:6).
Es por eso que buscamos a Dios en oración, en la lectura de la Biblia, en tiempos de meditación, en el silencio.
El problema es que a veces no sentimos la presencia de Dios por el pecado, nuestras preocupaciones, o el bullicio del 'mundo'.
En
esos momentos, en vez de desanimarnos, y dejar de orar, debemos 'buscarle' con
mayor intensidad. ¡La recompensa de
hallarlo, vale todo el esfuerzo que habría que hacer!
Isaías 29:13 TLA
13 Dios le dijo a Isaías: «Este pueblo dice que me ama, pero no me obedece; me rinde culto, pero no es sincero ni lo hace de corazón.
Déjeme decirte que buscar a Dios "con todo el
corazón" significa poner todo nuestro esfuerzo, en una búsqueda intensa, que
rehúsa rendirse hasta hallar a Dios.
1 Crónicas 16:11 TLA
11 Acerquémonos a nuestro poderoso Dios, y procuremos agradarle siempre.
Esto es lo que el salmista describe en Sal 42:1-2 y 63:1-2. Es tener casi una desesperación por hallar a Dios. Es sentir que nuestra vida no vale, no tiene sentido, si no encontramos a Dios. Salomón expresa esto, en forma poética, en Cantares 3:1-4.
Frecuentemente, 'buscar a Dios' requiere que hagamos un sacrificio personal. Tenemos que estar dispuestos a pagar un precio, a dejar otras cosas, o ponerlas a un lado, para buscar a Dios.
Cuando hacemos esto, no es que estamos 'comprando a Dios', sino que estamos indicando cuán grande es nuestro deseo de hallarlo. En esta manera, decimos a Dios: 'Tú eres la 'Perla' de gran precio; Tú vales más que cualquier otra cosa en mi vida'.
¡No podemos buscar a Dios "con todo el corazón", mientras tenemos un pecado no arrepentido en nuestras vidas! En 2 Crónicas 15:12-15 tenemos una hermosa descripción de la manera en que el pueblo de Dios preparó su corazón para buscar a Dios.
REFLEXIÓN:
¿Estamos buscando a Dios de todo corazón?
¿Estamos dispuestos a pagar el precio necesario para buscarle de esta manera?
Aunque nos cueste buscar a Dios así, las recompensas son múltiples. La principal, es hallarlo, y así poder disfrutar una comunión profunda e íntima con Él. La promesa está dada; cuando buscamos a Dios en esta manera, lo hallaremos:
Deuteronomio 4:29 TLA
29 Sin embargo, si ustedes son sinceros, y de corazón le piden a Dios que los perdone, aun en esos países Dios los perdonará.
Pero hay otras recompensas de buscar y hallar a Dios:
- Nos trae paz y prosperidad (ver 2 Crónicas 14:7; 17:3-6).
- Nos concede victoria sobre nuestros enemigos (ver 2 Crónicas 26:5-7).
- Nos permite servirle con éxito (2 Crónicas 34:3-7).
- Nos concede respuestas a nuestras oraciones (Sal 34:4-10).
Un abrazo hermanos buen inicio de semana.