SALMO 119:4

SALMO 119:4
"Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos" RVR-1960
4 Tú has ordenado que tus mandamientos se cumplan al pie de la letra. TLA.
Uno de los "encargos u ordenanzas" fundamentales que Dios ha dado a la raza humana es el de obedecer Sus mandamientos. Aunque la RVR traduce, "Tú encargaste..." o la TLA ordenado, el verbo en hebreo significa, 'ordenar' o 'mandar'. Este verbo se usa en algunos pasajes como:
- Génesis 2:16, cuando Dios mandó a Adán y a Eva a no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.
- Génesis 6:22, cuando Dios ordenó a Noé a construir el arca.
- Éxodo 6:13, cuando Dios mandó al faraón a dejar ir al pueblo de Israel.
Déjame decirte que en cada uno de estos casos,
lo que se dio no fue un simple 'encargo', sino un 'mandato' divino, que tenía
que ser obedecido. Lamentablemente, Adán
y Eva no obedecieron, y como consecuencia, trajeron la maldición del pecado
sobre este mundo (con todo el dolor y sufrimiento que esto ha causado a la raza
humana). Lo mismo pasó con el faraón; al
resistir el mandato de Dios, el Señor castigó a Egipto con una serie de plagas,
que devastaron esa nación. En cambio, la
obediencia de Noé resultó en grandes bendiciones, porque no solo salvó su
propia vida, sino también la de su esposa e hijos. Es más, logró salvar a todos los animales que
entraron en el arca, y así pudo repoblar la tierra, luego del diluvio.
Claramente, no vale la pena desobedecer a Dios. Recuerda que Él es Soberano. Si nos atrevemos a ir en contra de Su voluntad, tendremos que sufrir las consecuencias de ello. Mil veces mejor es obedecer los mandatos divinos, que desobedecerlos.
En Éxodo
16 tenemos un ejemplo interesante de esto. Cuando Dios envió el maná, para
sostener al pueblo de Israel durante su viaje por el desierto, Él ordenó que
cada persona recogiera cierta cantidad de maná (v.16). Cuando obedecieron, les fue bien (v.17-18). Sin embargo, cuando no hicieron caso a la
orden de no guardar nada para el día siguiente, el maná se pudrió (v.19-20).
Mi pregunta es: ¿Cuántas veces somos así con Dios? Obedecemos en algunas cosas, pero no en todo. Y cuando no obedecemos a Dios, la vida se nos 'malogra'. Por lo tanto, si queremos que nos vaya bien en la vida, aprendamos a hacer caso a lo que Dios manda.
Volviendo al Salmo 119:4, notemos lo que el salmista dice acerca del mandato divino. En primer lugar, la orden de Dios es que Sus mandamientos "sean...guardados". El verbo, 'guardar' (en hebreo, 'shamar'), tiene una variedad de usos. Por lo general, 'shamar' significa 'obedecer', 'poner en práctica'.
Por ejemplo, en Génesis 26:5 Dios dice:
"por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó ('shamar') mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes". RVR-1960
Esta fue la razón por la cual Dios bendijo tanto
a Abraham. Aunque no fue un hombre
perfecto, su vida fue caracterizada por la obediencia - aun cuando esta
obediencia requirió el sacrificio de su propio hijo, Isaac (Gén 22). Una vez más, vemos que el éxito en la vida
depende de nuestra obediencia a la Palabra de Dios.
A lo largo de la Biblia, Dios nos ha dado una serie de mandamientos, que deben ser obedecidos al pie de la letra. Dios no nos da la opción de escoger si queremos obedecerlos o no; simplemente nos manda hacerlo, y lo manda para nuestro propio bien, y bendición. Él nos ha comunicado los principios operativos del universo para que nosotros encajáramos con ellos en perfecta armonía. Nuevamente, es por ello que nuestra felicidad y plenitud (de vida) dependen de nuestra obediencia a sus mandamientos".
Pero,
el verbo 'shamar' también tiene el
sentido de 'proteger' o 'preservar' (ver Gén 3:24). Aplicándolo a los mandamientos de Dios,
debemos reconocer que Satanás es el gran enemigo de la Palabra de Dios. Una de sus estrategias es procurar cambiar
los mandamientos de Dios. ¿Cómo lo hace?
Bueno déjame decirte que a veces, exagerando un mandato de Dios. Por ejemplo, cuando el diablo se acercó a Eva, para tentarla a comer del fruto prohibido, le dijo, ¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? (Génesis 3:1 NVI).
Dios no había dicho eso; Él sólo mandó no comer de un árbol. ¿Por qué exageró Satanás el mandato de Dios? Porque quería dar a entender que Dios era muy malo, para así inducir a Eva a desobedecer el mandato de Dios.
Es por eso que a la luz de esto, tenemos que reconocer nuestra responsabilidad de 'guardar' la Palabra de Dios de las distorsiones creadas por Satanás. Es importante que lo hagamos, porque a la larga esas distorsiones sirven para promover la desobediencia. Por ejemplo, la Iglesia Católica afirma que los sacerdotes no deben casarse, a pesar de que el matrimonio fue instituido por Dios. ¿Cuál es el resultado de esta exageración? Una gran cantidad de pecados sexuales cometidos por el clero. Satanás es muy astuto; él exagera algún mandamiento de Dios, para luego fomentar la desobediencia.
Sin embargo, algo mucho más peligroso es cuando Satanás procura socavar los mandamientos de Dios, suavizándolos, y dando a entender que no tenemos que tomar las cosas tan en serio. Él hace esto en una variedad de formas. A veces tergiversa algún mandamiento, para que no la obedezcamos. Un ejemplo de esto son las famosas 'mentiras blancas', cuando pensamos que alguna circunstancia nos permite decir una mentira, para evitar un mayor problema. En otros casos, Satanás simplemente da a entender que ese mandamiento no se aplica a nosotros, porque era para otro tiempo, o solo para ciertas personas, o solo para algunas circunstancias específicas.
Finalmente, notemos otro uso muy interesante del verbo 'shamar', que tenemos en:
Génesis 2:15
15 Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara, NVI.
En este caso, el verbo 'shamar' tiene el sentido de 'cultivar'. Si aplicamos esto a los mandamientos de Dios, concluiremos que una tercera responsabilidad que tenemos es la de 'cultivar' los mandatos de Dios. ¿Qué significa esto? Quiere decir que hay que estudiar bien la Biblia, para lograr entender e interpretar correctamente los mandamientos de Dios.
La
Biblia es un libro complejo; hay ciertas leyes del AT que ya no tienen vigencia
(por ejemplo, la necesidad de ofrecer sacrificios de animales, para limpiar nuestros
pecados), mientras que hay otras leyes que realmente tienen un matiz cultural
(por ejemplo, el requisito de haber "lavado los pies de los santos", 1 Timoteo
5:10). No todos los mandamientos en la
Biblia tienen que ser obedecidos literalmente (por ejemplo, "Y si tu mano
derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti", Mateo 5:30). Por eso, 'guardar' los mandamientos de Dios,
implica estudiarlos cuidadosamente ('cultivarlos'), para saber cómo aplicarlos
en nuestras vidas.
Antes de terminar nuestra meditación sobre este verso, notemos la pequeña palabra, "muy". Dios no sólo manda "Que sean...guardados tus mandamientos", sino "Que sean muy guardados...". ¿Qué significa esto?
En primer lugar, significa que debemos guardar los mandamientos de Dios completamente; no es asunto de sólo obedecer algunos de ellos, sino TODOS.
En segundo lugar, debemos obedecer la Palabra de Dios constantemente. No es asunto de obedecer de vez en cuando, o la mayor parte del tiempo. Si los mandatos de Dios han de ser "muy guardados", es necesario obedecerlos todo el tiempo.
En tercer lugar, hay que obedecerlos al pie de la letra. Como hemos visto, no nos compete modificar los mandamientos de Dios, a nuestro antojo o conveniencia. Cristo mismo afirmó que "18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido." (Mateo 5:18 NVI).
Con esto quiso decir, que hasta los más mínimos detalles de la ley deben ser obedecidos.
Finalmente, debemos obedecer a Dios, no solo siguiendo la letra de la ley, sino también el espíritu de ella. Esto es lo que el Señor enseñó en Mateo 5. Por ejemplo, no basta con simplemente evitar cometer el acto de adulterio o de fornicación; la ley de Dios indica que ni debemos mirar a una persona del sexo opuesto con malos pensamientos (Mat 5:27-28). En otras palabras, guardar los mandamientos de Dios no implica simplemente no cometer ciertos actos pecaminosos que Dios prohíbe, sino que debemos también evitar aun las actitudes y los deseos que promueven esos actos. Claramente eso no es posible con nuestras propias fuerzas; necesitamos la ayuda de Dios, y es por eso, que en el siguiente verso el salmista procede a expresar su anhelo de experimentar la ayuda de Dios, para poder guardar cabalmente los mandamientos divinos.
Es por eso que debemos meditar si realmente 'La palabra de Dios' es una autoridad latente en nuestras vidas, de tal manera que no podamos decidir, ni hacer nada, sin estar seguros que no iremos en contra de ella. Si es así, debe haber un anhelo ardiente por conocerla más cada día, y tener un corazón dispuesto para la obediencia total y constante.
Un fuerte abrazo y espero que les estén ayudando estos devocionales.