TOCANDO LO INTOCABLE

13.01.2020

¿Alguna vez has sentido repulsión por algo?

Quizá pasar cerca de un basurero, algún indigente maloliente, un perro atropellado y ver sus vísceras regadas en el pavimento, te pregunto ¿abrazarías al indigente? Si o no ¿por qué? Quizá sería intocable para algunos de nosotros, y hoy te voy a hablar de unas personas intocables que se mencionan en la biblia.

Levítico 13:1-3 DHH

El Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo:

2 «Cuando alguien tenga hinchazones, erupciones o manchas en la piel del cuerpo, o llagas que parezcan de lepra, deberá ser llevado al sacerdote Aarón o a uno de los sacerdotes descendientes de él. 3 El sacerdote deberá examinar la llaga en la piel, y si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco y la llaga se ve más hundida que la piel, seguramente es llaga de lepra. Luego que el sacerdote haya examinado a esa persona, la declarará impura.


Los maestros de la Ley, enseñaban lo que la Ley decía respecto a la lepra y a los presos. Su énfasis era que ellos tenían que estar fuera de cualquier lugar. Y los sacerdotes eran los encargados en declarar inmundo a quien se le detectaba esta terrible enfermedad.

Esto era lo los rabinos enseñaban. Esto era lo que el pueblo escuchaba. Los leprosos eran considerados impuros e incluso tenían que usar una campana para anunciar su presencia y así nadie se les acercaba. 

Pero, ¿ qué implicaba tener lepra?

DESECHADO FISICAMENTE: Se creía que la lepra era un castigo de Dios y esto eliminaba automáticamente la compasión y simpatía por el leproso. Lo que se sabía de esta enfermedad es que no tenía cura y al ser declarado impuro por el sacerdote, el enfermo estaba condenado a una existencia de sufrimiento psicológico y físico. La ley les prohibía entrar a cualquier ciudad amurallada. No podían tocar a otra persona y nadie podía tocarlos a ellos, su aspecto era espantoso: ropas sucias, pelo desaliñado, tenían que usar un pañuelo en la boca, vivían llenos de úlceras y a la mayoría de ellos les faltaba una parte del cuerpo. Carecían de sensibilidad en los dedos de manos y pies y como caminaban descalzos las piedras afiladas les dañaban los dedos. El leproso daba asco.

DESECHADO SOCIALMENTE: Socialmente se le podía considerar como un "muerto en vida", sin voz ni voto, tenían que vagar por lugares solitarios con su campanita gritando "impuro, impuro". Su lugar donde vivían debía ser lo más lejos posible de todo y de todos.

Esta restricción de alejamiento dada por la Ley incluía su núcleo familiar más cercano: una esposa e hijos que jamás lo podrían volver a abrazar, ellos eran intocables.

DESECHADO ESPIRITUALMENTE: El mismo sacerdote que lo declaraba impuro y le ponía restricción de alejamiento, solo se encargó de cumplir la Ley sin darle una esperanza de relación con Dios.

Pero mira la siguiente escritura:

Marcos 1:40-45 DHH

Un hombre enfermo de lepra se acercó a Jesús, y poniéndose de rodillas le dijo:

-Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

41 Jesús tuvo compasión de él; lo tocó con la mano y dijo:

-Quiero. ¡Queda limpio!

42 Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y quedó limpio. 43 Jesús lo despidió en seguida, y le recomendó mucho:

44 -Mira, no se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva, por tu purificación, la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.

45 Pero el hombre se fue y comenzó a contar a todos lo que había pasado. Por eso Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, sino que se quedaba fuera, en lugares donde no había gente; pero de todas partes acudían a verlo.

Jesús comienza las cosas justo donde los rabinos terminaban. Y Jesús era mucho más que un rabino. Él hizo algo que ningún maestro de la Ley haría: tocar lo intocable.

El enfermo de lepra esperó el momento preciso para ver a Jesús, arriesgándose al rechazo, y allí en presencia de todos le hizo esta petición: "si quieres puedes limpiarme", y Jesús no le dio una cátedra de lo que la ley dice respecto a los leprosos, su respuesta fue corta pero contundente, corta pero muy profunda: "quiero, ¡queda limpio!

Sanó al hombre y no rompió la Ley, sino que le dio su verdadero valor, pues después de sanar al ahora ex leproso lo hizo ir con el sacerdote para que éste confirmara su sanidad y llevara su ofrenda como lo ordenó Moisés

¿Cómo aplica esto hoy en pleno siglo XXI para nosotros?

La lepra sería una manera de definir el pecado en nuestras vidas. ¿En qué sentido?

Marcos 7:14-15 v. 20-23 DHH

Luego Jesús llamó a la gente, y dijo:

-Escúchenme todos, y entiendan: 15 Nada de lo que entra de afuera puede hacer impuro al hombre. Lo que sale del corazón del hombre es lo que lo hace impuro.

Con esto quiso decir que todos los alimentos son limpios. 20 Dijo también:

-Lo que sale del hombre, eso sí lo hace impuro. 21 Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, 22 los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. 23 Todas estas cosas malas salen de adentro y hacen impuro al hombre.

¿Qué te parece? El pecado nos hace tan impuros como lo hacía la lepra, impuros ante un Dios santo y perfecto. Quizá no has sentido el grado de contaminación espiritual que produce el pecado porque ahora "todo mundo lo hace" "todo mundo miente", "es normal" etc. Pero Jesús enseña que lo que sale de nuestra boca y nuestros pensamientos es lo que nos hace impuros. Entonces mis palabras, mis pensamientos y lo que hago debe ser puro.

De no ser así, entonces mi existencia será solitaria, mi orgullo me alejará de las personas, mi arrogancia, mis mentiras, mi maldad me tendrá lejos de los que amo, todo esto será como la lepra de aquel tiempo: me desfigura espiritualmente. Esto me mantiene lejos de Dios y de los que ame.

Un leproso no podía acercarse a un sacerdote si no estaba curado. Pero esta historia cambió cuando aquel leproso buscó a Jesús, tomó la iniciativa y su destino cambió. Amigo, Jesús sigue siendo el único hombre que puede sanar nuestras vidas, nuestras heridas.

"Si quieres puedes limpiarme" Esta es la afirmación más poderosa que alguien puede hacer si desea cambiar su vida. Lo increíble es que Dios siempre "quiere" sanar y salvar a todo aquel que acuda a Él.

Acércate a estudiar la biblia y conoce al hombre que tocó lo intocable y perdonó lo imperdonable.










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