Volvamos a nuestros sueños
Samuel 1:9-11 NVI "Una vez, estando en Silo, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario del Señor, con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente. Entonces hizo este voto: « Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello»
¿Quién no ha soñado, pero es probable que hayas perdido tus sueños más profundos por circunstancias en verdad válidas y razonables?
Tal vez tus sueños se han convertido en pesadillas. Incluso es posible que ya hayas renunciado a tus sueños y los hayas enterrado. Pero te animo a que volvamos a nuestros sueños.
Ana era una de estas mujeres que tenía el anhelo profundo de ser mamá sin cumplirse, pero su circunstancia era que ella era estéril, no podía concebir, esta circunstancia es tan poderosa como para olvidarse de ese sueño. Tal vez Ana llegó a pensar: -"Jamás tendré un hijo, mi situación es tan obvia".
Sin embargo ella decidió volver a sus sueños, "con gran angustia comenzó a orar al Señor y a llorar desconsoladamente". Podía tomar 2 decisiones: quedarse mirando su esterilidad o podía volver a mirar a Dios. Decidió lo segundo, decidió nuevamente a mirar al Dios de los imposibles (... el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen. Romanos 4:17)
¿Qué tal si en vez de mirar todas nuestras circunstancias en contra, del por qué nuestros más profundos anhelos no se han cumplido decidimos mirar a Dios nuevamente? ¿Qué tal si volvemos a nuestros sueños?
Ana recurrió al único ser que es el dueño aún de las circunstancias imposibles "Señor Todopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí" qué tal si volvemos a Dios y volvemos a orar por nuestros sueños como oró Ana: "Dios acuérdate de mi"; y no es que Dios nos haya olvidado, quizá somos nosotros quienes nos hayamos olvidado de recurrir a Él por esos sueños profundos.
1 Samuel 1:17-18 NVI "―Vete en paz -respondió Elí-. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido. ―Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió."
Ana salió de la presencia de Dios con el rostro radiante de alegría y con la promesa de la victoria en sus manos. Ella regresó a su casa y se unió a su esposo, Dios se acordó de ella, y Ana concibió y dio a luz a su hijo Samuel.
Hoy al igual que Ana tenemos 2 decisiones que podemos tomar: mirar nuestras circunstancias o mirar al Dios de las promesas, Yo he decidido lo segundo, te animo a que hagas lo mismo.
Te dejo una alabanza que habla
precisamente de eso: A Dios no se le han olvidado nuestros sueños y todo lo
que un día le pedimos, solo que Él ha esperado el mejor tiempo para darnos lo
que para Dios es mejor.